Después de clases: Inicio

 El reloj marca las 2:04, y te encuentras en clase de lengua y literatura. Están analizando una historia en donde el protagonista, al intentar conseguir un objeto mítico, realiza una serie de sacrificios en el camino, sin embargo, para lograr esto, terminó lastimando a varias personas, tanto de su círculo, como externas y eventualmente el objeto lo corrompe, terminando con un final bastante agrio.

La historia no podía ser más interesante para ti, pues te gustaba analizar el comportamiento y las acciones de las personas, sin embargo, poco a poco te estabas quedando dormida. Por más que lo intentases, no lograbas mantenerte despierta ni concentrada, tampoco sentías la voluntad de levantarse o de, siquiera, pedir permiso para ir al baño e intentar quitarte el sueño.

 Jamás habías sentido tanto sueño en tu vida, tus párpados se sentían como piedras pesadas y tu cuerpo se empezaba a adormecer; tu cuerpo y tu mente. Se sentía como si poco a poco, ese sueño se estuviese esparciendo por tu cuerpo en partículas que llegan hasta el espacio, donde pierden consciencia y desaparecen. Y así, completamente fuera de ti misma, caes dormida.


El reloj marca las 3:33.

 

En lo que aparenta ser el salón 11-B, del colegio Sancta Paideia Obedientiae et Sapientiae, despierta de un sobresalto una ya descansada Estela Martí.

No podías creer que te habías quedado dormida en el salón de clases, mucho menos en tu materia favorita, viendo un tema que te apasionaba. Tampoco podías creer que nadie te hubiera despertado; no eras una chica de muchos amigos, sin embargo, no está de más ayudar a las demás personas ¿no? ¿no es eso lo que se lleva enseñando todo este tiempo?

Miras a tu alrededor, tu salón está completamente vacío. Más que eso, si es que eso es posible. El ambiente incluso se encuentra algo frío, en un principio, esto no te preocupó en lo más mínimo, pues se sabía que estaban en temporada de lluvias y realmente era común que la temperatura baje al llegar la tarde, sin embargo, al asomarte por la ventana, observas como el cielo se encuentra sumido en una extensa oscuridad, incluso, si se observa por un tiempo determinado, se puede apreciar una tonalidad inusual en las nubes; parecían ser de la tormenta que causó el gran diluvio. Cuando ya te encontrabas en tus cinco sentidos por completo, sentiste un pequeño escalofrío al ver que realmente no había nadie; ni un alma, ni un sonido, ni siquiera aves o animales, que eran comunes de ver en el lugar, pues la institución se encontraba a las afueras de un pueblo.

Recoges tus cosas y agarras tu bolso, para después dirigirte hacia la puerta del salón. Te percatas de que, al lado de la entrada hay un encendedor dorado y decides llevártelo.

El ambiente se siente… extraño, algo pesado incluso, tanto silencio te hace sentir incertidumbre sobre si realmente estás sola o no, por lo que asomas la cabeza para verificar el entorno; nadie. Por otro lado, más allá del miedo, sientes cierta libertad; no hay nadie, lo que significa que puedes hacer prácticamente lo que quieras. No hay nadie quien te observe ni te juzgue, no hay nadie que evalúe cada movimiento que realizas, cada cosa que hagas. Sientes libertad después de mucho tiempo.

Entonces toma la decisión de…

Irte

Quedarte

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