DDC: prender el encendedor

 Prendes el encendedor, en un intento desesperado de no quedarte sola con la nada misma, sin embargo, la oscuridad empieza a ser tal que ni siquiera el fuego más vivo logra iluminar el lugar.

La oscuridad siempre te dió miedo, por un lado, era por no tener certeza de lo que estuviera oculta en ella, mientras que, por otro lado, la oscuridad te daba un fuerte sentimiento de melancolía;  la oscuridad te hacía sentir sola, totalmente sola.

Entonces empiezas a escuchar voces, voces de personas, gente que podrías escuchar fácilmente en tu barrio, y, de pronto, sientes roces en tu piel. roces que pasan a rasguños y mordiscos. Nunca paran, ni parecen querer parar. Tu cuerpo termina desmembrado y esparcido por todo el lugar.

Al parecer, nunca estuviste sola.

Final 8: nunca estuviste sola

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